EMOCIONES: TRISTEZA, FELICIDAD, MIEDO E IRA
Según el biólogo Huberto Maturana, una emoción se transforma en sentimiento en la medida que uno toma consciencia de ella, por tanto, se da cuando etiquetamos una emoción de manera subconsciente y emitimos un juicio acerca de ella. Los sentimientos derivan del pensamiento y el pensamiento precede al sentimiento.
El cliente imprevisible
En determinados modelos de negocio, los empleados están obligados a interactuar con los clientes, tanto física como telemáticamente. Esta es una de las dinámicas de trabajo en equipo más interesantes para conseguirlo.
Funciona de la siguiente manera: un miembro del equipo se hará pasar por un cliente que visita la compañía para plantear una serie de dudas. El resto del grupo debe darle las respuestas apropiadas pero prestando atención a su estado de ánimo (en caso contrario, se perderá el cliente).
Lo interesante de la actividad es que el empleado que interprete el papel de cliente deberá variar sus emociones durante la conversación. Ocasionalmente, se mostrará enfadado, alegre, triste, decepcionado, ansioso… El resto del equipo deberá cambiar rápidamente su estrategia comunicativa para conectar con el cliente.
En la actualidad llevamos un ritmo acelerado de vida donde las diferentes pantallas de celulares, computadoras o televisores nos tienen hiperestimulados y nos regalan chispas de dopamina que nos generan gusto al momento, pero después se convierten en un vacío en nuestro interior.
Nos cuesta más trabajo relajarnos y en los momentos de ocio el ser humano no sabe gestionar el aburrimiento, miedo, frustración y estrés.
Desde que somos pequeños necesitamos ese desarrollo de la corteza frontal, con la luz, el sonido y el movimiento, los cuales ayudan a tener una buena atención y concentración, nos permiten la resolución de problemas y el control de nuestros impulsos.
Lamentablemente la meditación, el deporte, la conexión con la naturaleza se está perdiendo y esas son algunas de las vías de escape para canalizar momentos de estrés que nos ayudan a tener una buena atención y concentración, nos permiten la resolución de problemas y el control de nuestros impulsos.
La plenitud está en conectar con las pequeñas cosas pese a las preocupaciones y problemas que se tengan pues la felicidad depende del sentido que le damos a la vida.
Siempre hay algo que nos preocupa en lo económico, salud, familiar, laboral, escolar o profesional más sin embargo olvidamos conectar con lo bueno que pasa y gestionar lo malo. Cuando tenemos momentos de alerta o estrés por lo regular se intenta huir o luchar.
La caída de cabello, la aparición de arrugas, manchas en la piel, contracturas, gastritis, dermatitis y colitis son asociadas con la falta de regulación y gestión de emociones.
En otros casos la preocupación provoca insomnio o simplemente no se duerme profundo y despiertas cansado, pasamos desapercibidas este tipo de alertas que nos da nuestro organismo para exigir un cambio en nuestros pensamientos, hábitos y proyecto de vida.
El primer paso para generar esa salud mental es generar ese autoconocimiento ¿Cómo Soy Yo?, ¿Qué Me Estresa? ¿Cómo Me Afecta El Estrés?, ¿Qué hago para relajarme?, ¿Me rodeo de gente positiva?, ¿Cuál es mi pasatiempo: meditar, leer, ejercitarme o conectar con la naturaleza ? ¿Fomento Pensamientos Positivos En Mi Dia A Dia? ¿Acepto Que No Puedo Controlar Todo? ¿Duermo bien? ¿Me alimento sanamente? ¿Cómo Me Preparo Para Hacer De Mí Una Mejor Versión? Y Sobre Todo ¿uso mi fuerza de voluntad para que las cosas cambien y encuentre el equilibrio que necesito?.
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