Museo Ufuzzi, La Haya Paises Bajos

 Descubre los maestros de nuestra colección | Mauritshuis


1- EL LAMENTO DE CRISTO de Roger van der Weyden: El artista de Tournai fue posiblemente el pintor más dotado técnicamente del arte flamenco de los siglos XV y XVI. Su peculiar tratamiento de las perspectivas y de la expresividad de los personajes le convierten en uno de los creadores más extraordinarios de la historia de la pintura. Esta tabla es hermana del famoso panel sobre el Descendimiento que se conserva en el Museo del Prado. Tanto la disposición de las figuras como los modelos femeninos son los mismos que los de la inolvidable pintura de la pinacoteca madrileña. La obra, pese a ser atribuida al autor, presenta también la mano de los ayudantes del taller. Van der Weyden ofrece todo un curso magistral en el tratamiento de luces y sombras. Obra maestra que me llevo directamente a mi casa.

2- RETRATO DE ROBERT CHESEMAN de Hans Holbein: El alemán Hans Holbein el Joven trabajó durante mucho tiempo en Inglaterra y allí se ganó una merecida fama por la exquisita meticulosidad de sus retratos. Gracias a una inscripción en latín sabemos el nombre del personaje retratado, Robert Cheseman, un halconero de la corte del rey Enrique VIII. Este fabuloso retrato destaca especialmente por el contraste entre la suavidad de la cara del retratado y la esmeradísima representación del halcón. La mirada del personaje es aguda y penetrante, protegiendo a su pájaro como si fuese su bien más preciado. Y tanto, ya que en aquella época los halconeros gozaban de una gran posición social al realizar una práctica reservada en exclusiva a la nobleza. Obra maestra absoluta sin posible discusión.

3- VIEJA Y NIÑO CON VELAS de Peter Paul Rubens: Este pequeño lienzo supone, sin embargo, una de las más grandiosas creaciones de su autor. El óleo fue adquirido por el museo en 2005 y representa una escena tan íntima como la de una mujer mayor sosteniendo una vela junto a un niño. Después de su regreso de Italia en 1605 Rubens empezó a trabajar con escenas nocturnas, tal vez influenciado por el arte de Caravaggio. La factura suelta es realmente prodigiosa y el trazo un tanto improvisado confirma la idea de que Rubens pintó esta escena para su colección propia y no como producto de un encargo, ya que dicho cuadro estaba en posesión del autor en el momento de su fallecimiento. Obra maestra que, con vuestro permiso, también me llevo a mi casa.

4- BODEGÓN CON PESCADO Y RELOJ de Willem Claesz Heda: Advierto que este cuadro también me lo llevo a casa… Y van tres de cuatro. Heda fue el gran maestro holandés de las naturalezas muertas y su estilo mezcla la tradicional minuciosidad flamenca con un perfecto reflejo lumínico sobre los diversos objetos, con lo cual intensifica la sensación tridimensional de sus obras. Las texturas de los diversos elementos son majestuosas y el cromatismo del cuadro, con un portentoso uso de los colores primarios, marrones y grises, le confieren una increíble unidad. Todos los objetos están tratados con igual protagonismo y nada se deja al capricho. Obra maestra absoluta pese a sus reducidísimas dimensiones.

5- LA OFERTA RECHAZADA de Judith Leyster: Judith Leyster fue una de las escasas mujeres holandesas que se permitió el lujo de vivir de su arte en una época mayormente dominada por los grandes pintores flamencos. Esta diminuta tabla presenta un tema que ha sido interpretado como una proposición indecente: Un hombre apoya su mano sobre el hombro de la joven con el objeto de atraer su atención. En la mano aparecen unas monedas, dando tal vez la idea de que ofrece dinero a cambio de afecto. La mujer, no obstante, no muestra ninguna reacción ante el gesto del hombre. El cuadro presenta una extraordinaria iluminación que subraya la tensión psicológica entre ambos personajes. Exquisita obra.

6- LA LECCIÓN DE ANATOMÍA DEL DOCTOR TULP de Rembrandt van Rijn: Este famoso óleo representa la lección que el anatomista Nicolaes Tulp practicó en Amsterdam en 1632 ante la Cofradía de Cirujanos de la ciudad. El cuadro resulta un tanto imperfecto desde el punto de vista anatómico, aunque el autor se concentra primordialmente en exhibir una extraordinaria intensidad psicológica. La obra está envuelta en un sutil claroscuro que resalta la naturaleza teatral de la composición. El modelo y sujeto de la disección fue un delincuente común y sorprende la curiosidad de los observadores tan próximos al cadáver, teniendo en cuenta el espantoso hedor que debía acompañar a este tipo de disecciones. El cuadro también presenta un cierto componente moralizante.


8- EL TORO de Paulus Potter: Potter fue uno de los pintores más originales de todo el siglo XVII y su influencia fue decisiva pese a haber fallecido antes de cumplir los treinta años. Pintor especializado en animales, Potter fue uno de los primeros artistas en representarlos como sujetos por derecho propio. Este lienzo, realizado a los veintiún años, eleva el tema de un toro a una altura ciertamente heroica. El animal, de dimensiones más que considerables, aparece acompañado por un campesino, una cabra, dos ovejas y una vaca. Al fondo se aprecia la aguja de la iglesia de Rijswijk, una población cercana a La Haya. Resulta todo un misterio saber quién encargó esta maravillosa obra o cuál hubo de ser su ubicación originaria. Para muchos holandeses, este cuadro es la joya de la corona de la pintura holandesa.

9- EL JILGUERO de Carel Fabritius: En 1654 Carel Fabritius pintó este jilguero reconocible por el color rojo de su cabeza y por los tonos amarillos de las vueltas de las alas. El cuadro, de muy reducidas dimensiones, es un verdadero prodigio de técnica y supone también una especie de ilusión óptica al representar la imagen de un pájaro de pequeñas dimensiones en un primer plano que parece engrandar su tamaño real. Además, el lienzo puede confundirse con la realidad al ser colgado estratégicamente de tal manera que parezca un verdadero pájaro en la estancia, efecto óptico típico de la época. Carel Fabritius murió trágicamente y a muy joven edad como consecuencia de una explosión de pólvora acontecida en Delft en 1654, año en que pintó este sensacional óleo que también me llevo a mi casa. Obra maestra absoluta.

10- LA JOVEN DE LA PERLA ó MUCHACHA CON TURBANTE de Jan Vermeer: De rodillas, que estamos ante uno de los mayores prodigios de toda la historia universal de la pintura.


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